La primera mirada, aquella que, sin conocerle, hace que no puedas perderle de vista. Ves como se acerca hacia ti. Y ahí es cuando llega el primer contacto, las primeras palabras. Algo pasa por tu cuerpo, un cosquilleo en la barriga y una voz quebrada. Estos tan solo son algunos de los primeros síntomas. Pasan los días y el contacto con esa persona cada vez es más constante. Suena el móvil, y lo que más deseas es que sea él. Esa sonrisa al ver su nombre te delata. Las semanas siguen pasando y de cada vez te gusta más. Hay más complicidad, más confianza, más atracción. Todo un cuento de hadas que empezará a quebrarse cuando el chico empiece a mostrar sus manías y su carácter: “No me gusta que vayas con esas amigas” o “ese jersey es demasiado escotado” son algunas de las frases más comunes. La chica no le da importancia porque está enamorada y piensa que es algo “normal”, “me protege”, pero sobre todo, “me quiere, no voy a encontrar otro como él”.
Cuando hablamos de violencia de género, no solo nos referimos a un daño físico, sino también psicológico que, en algunas ocasiones, puede ser aún más doloroso. Un maltrato que impacta de manera negativa a la identidad, el físico y la moral de la mujer. Hace cincuenta años atrás, la violencia de género era invisible, las mujeres no podían denunciar su situación. Ya fuera por la mentalidad de la sociedad, la mujer vivía la violencia en silencio, de puertas para afuera ella era una mujer enamorada, feliz con su marido y su familia. Pero hoy en día, en pleno siglo XXI las circunstancias, gracias a dios, han cambiado chic@s. Ahora se tiene la oportunidad de no prolongar más el silencio, de contar lo que está pasando, de denunciar al maltratador. Y es que no siempre con querer a una persona basta, se deben compenetrar, pero sobre todo, se deben respetar.
La violencia de género se ha convertido en un gran problema social. Y es que el objetivo de compromiso y responsabilidad social no se puede cumplir mientras este conflicto permanezca. Por ello, las mujeres que sufren algún tipo de maltrato lo deben denunciar. Y el miedo debe ser un sentimiento que desaparezca. Para ello, cada comunidad autónoma dedica gran parte de su trabajo a ayudar a estas mujeres. En concreto Baleares cuenta con grandes asociaciones como el Institut de la Dona que promueven diferentes proyectos para hacer del maltrato, un problema inexistente. Un problema del que se puede salir, tan solo debes dejarte ayudar. Si deseas más información contacta con nosotras.
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Sal del maltrato 