Cada vez más adolescentes sufren y ejercen violencia machista. Así, en 2013 aumentó un 5% el número de menores maltratadores que fueron juzgados, según fuentes oficiales. Y es que los adolescentes tienden a tolerar determinadas relaciones abusivas por desconocimiento de la materia, por interpretación errónea y por tener creencias distorsionadas entorno al amor y a las relaciones de pareja. Por todo ello, los jóvenes se convierte en un público más vulnerable.
Los adolescentes solo creen que hay maltrato cuando hay agresiones físicas graves. Así, según el estudio realizado por la psicóloga Ana Merlas, un 80% de las chicas y un 75% de los chicos no relacionan la falta de amor con el maltrato. “Piensan que se puede agredir, hacer sufrir y causar daño, a alguien que queremos” afirma Ana Merlas. Esta creencia hará que todos los mitos y actitudes enmascaren la violencia de género. ¿Y a qué mitos y actitudes hacemos referencia? Al control del tiempo, del dinero, de la ropa, de las amistades, la familia, proyectos, actividades, etc. Pero también la coacción, el chantaje y las amenazas, e incluso insultar y zarandear a la pareja lo pueden considerar “normal”.
Los cuentos de hadas a menudo empiezan a destruirse cuando hay un intento de control por parte de la pareja. La violencia de género en los jóvenes puede tener como consecuencia el desarrollo de depresiones, el abuso de alcohol y otras drogas, las relaciones sexuales no seguras o el fracaso en los estudios. Unas consecuencias que han hecho de esto, un problema social.
Una solución para eliminar este conflicto, según Ángel Hernando, son los programas preventivos de la violencia llevados a cabo en el ámbito escolar. Así, se consigue eliminar los mitos e ideas erróneas subyacentes en los jóvenes. Además, estos programas favorecer el desarrollo de habilidades a los jóvenes para ser capaces de afrontar los conflictos, mostrando pautas de actuación e informando de los recursos existentes en caso de agresión o maltrato. Y finalmente, capacitarlos para detectar y reconocer el maltrato físico, psicológico y sexual.