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«Es muy frustrante extender la mano a una persona y que te la pise para coger la mano de su maltratador»

X, dieciocho años. Esta joven dominicana vivió cómo maltrataban a su hermana mayor con solo nueve años. Una circunstancia que hizo, de su vida, un caos. La preocupación, el miedo y el deseo de que aquella pesadilla acabara recorrían su cuerpo. Hemos hablado de cómo lo viven las mujeres maltratadas, pero la familia es otra de las piezas fundamentales en este puzzle. Ahora, esta dominicana, que vive en Palma de Mallorca, estudia con el objetivo de no repetir conductas y ser una chica independiente.

P- ¿Cómo te enteraste de que tu hermana estaba siendo maltratada?

R- Ya desde hacía varios meses sospechaba que le maltrataban porque el comportamiento de mi familia era un poco extraño. Yo solo tenía 9 años. Hasta que un día mi hermana llegó a mi casa llorando y muy asustada. Tenía golpes por toda la espalda. Al parecer, su pareja le había pegado con una correa. En aquel momento todos lo sabíamos menos mi madre, que se encontraba trabajando en España. Pero llegó un momento que la situación se descontroló y tuvimos que contárselo. Él consumía droga, y mientras más consumía, más pegaba a mi hermana.

P- ¿Desde cuándo tu hermana estaba siendo maltratada?

R- Pues se ve que llevaba mucho tiempo, más de dos años. Primero ella no decía nada porque no quería que mi familia se pusiera en contra de él. Y una vez que todos lo sabíamos, fue su pareja el que le separó de la familia y no permitía que tuviera contacto con nosotros.

P- ¿Y cómo lo viviste tú, contabas con el apoyo de alguien?

R- En mi casa ese tema se hizo muy importante, ya nadie se callaba nada y todos nos apoyábamos los unos a los otros. Hablábamos constantemente de ello y buscábamos alguna solución. El problema era que mi hermana no se dejaba ayudar.

P- ¿Cuándo fue la vez que peor lo llevaste, recordemos que solo tenías 9 años?

R- Una vez que él vino a mi casa y quería matar a mi hermana ahí dentro. Él había pegado a mi hermana porque no le había conseguido dinero para la droga y no le quería devolver a la niña. Al final, nosotros pudimos quitarle a la niña pero se puso histérico y vino con un machete a mi casa y rompió todos los cristales, pegó puñetazos a la puerta, tiró gasolina para prender la casa, tiró piedras… hasta que vinieron los vecinos y la policía. En ese momento, mi hermana lloraba, muerta de miedo, no sabía que hacer. No quería que le hicieran daño a su pareja, pero tampoco a su familia. Y por otro lado, mi abuela estaba sangrando del brazo porque un cristal le había dado.

Después él se fue corriendo, y cuando volvió nos juró que nos iba a quemar a todos dentro de la casa. Desde esa noche, no dormimos nunca más tranquilos. Estuvimos más de un mes haciendo guardias por las noches para que no nos hiciera nada. En ese momento, mi hermana no estaba con él porque nosotros no le dejábamos que tuvieran contacto alguno.

P- ¿Después de todo esto, tu hermana continuó con él?

R- Sí, claro. Él siempre encontraba la forma de comunicarse con ella y le hacía irse con ella. Los recursos que utilizaba era o llamar en las horas que sabía que no había nadie en casa (al medio día cuando mi abuela dormía) o mandaba a alguien a llamar. Me acuerdo una mañana que él me cogió cuando salía de la escuela. Me paró y me dijo: dile a tu hermana que me busque dinero, que ella sabe que me tiene que buscar dinero y si no me lo consigue, te voy a matar a ti. El miedo recorrió mi cuerpo. A partir de ahí, empezaron a llevarme a la escuela y a recogerme cada día. No quería salir sola a la calle, me daba pánico.

P- ¿ Cómo le sentó a la familia que tu hermana volviera con esta persona?

R- Pues fatal, imagínate. Con todo el esfuerzo que nosotros habíamos hecho por ella, habíamos tenido muchos problemas, mi abuela se había enfermado aún más por la preocupación que esto le había supuesto. Ella decía que lo iba a dejar, venía a casa llorando para que le apoyáramos y después volvía con él. Bastaba que él viniera a buscarla que ella rápidamente se iba con él.

P- ¿Lo denunciasteis alguna vez?

R- Sí. Como mi hermana siempre acababa volviendo con él, la última vez lo denunciamos por el maltrato que le había hecho a mi abuela y por las amenazas a toda la familia. Y le pusieron una orden de alejamiento. Pero todo esto por parte de la familia porque ella no se dejaba. Y teníamos tanta miedo hasta el punto que contratamos a una chica que estuviera interna para que cuidara de mi abuela y de mi, mientras los otros trabajaban. Entretanto, mi hermana continuaba con él y era mi madre quien mantenía a su hija.

P- ¿Qué tipo de maltrato sufría tu hermana, solo físico o también psicológico?

R- Los dos. A parte de pegarle también le insultaba, le amenazaba y le obligó a prostituirse para conseguirle dinero para la droga. Además, si mi hermana le decía que la niña necesitaba leche, él le decía: ¡no, la niña no come!

Y después, hasta que ella no le conseguía la cantidad que él pedía, no le devolvía a la niña. Era su manera de amenazarla. Él alomejor tenía a la niña sin comer todo el día y cuando ella volvía de prostituirse tenía que ir a casa de sus suegros a pedir leche para el bebé. También tengo constancia que cuando él se iba de casa a drogarse o a buscar otras mujeres, encerraba a mi hermana y a la niña con un candado para que no pudieran salir. Esto ha propiciado que la niña sea una antisocial. Hoy en día, la niña tiene 7 años y no sabe relacionarse con los niños, es muy solitaria.

P- ¿Qué argumentos utilizaba tu hermana para justificar que seguía con él?

R- Es que llegó un punto que ella le tenía pánico. Yo se que si sigo lejos de él me va a matar, nos decía mi hermana. Ella decía que le quería, que era el padre de su hija y que no quería estar en esa situación. Por ello, se mudaban constantemente, en busca de tranquilidad, de que él cambiara. Algo que nunca pasó, ya que el fallo no era el ambiente sino él. Al ser drogaticto, intentó muchas veces dejar la adicción, pero siempre volvía a caer (dice con voz quebrada). Mi hermana se quedó muy demacrada, no comía ni podía descansar.

P- ¿Crees que tu hermana fue egoísta?

R- Sí (contesta muy convencida). Egoísta porque no pensó en su hija. A lo mejor ella lo hacía pensando que era un bien, pero seguro que si ella hubiera actuado con firmeza, cuando nosotros decidimos apoyarla y denunciar, si ella no hubiera vuelto, entonces habría evitado el sufrimiento de la niña y el nuestro. Si mi hermana quería sufrir, pues que hubiera seguido sufriendo, pero nosotros no teníamos por qué pasarlo mal. Ella en ningún momento pensó en nosotros, en mi madre. Y lo peor de todo, es que hizo todo esto porque lo quería, porque era el chico que le gustaba. Y a ella, eso, era lo único que le importaba.

P- ¿De qué manera te ha repercutido en tu vida vivir ese tipo de situaciones?

R- Pues he tenido que madurar antes de tiempo. Nunca he podido ser una niña. Con nueve años me enteré de que mi hermana estaba siendo maltratada y, desde ahí, mi vida cambió. Yo veía como mi familia se destruía y no podía hacer nada. Mi madre entró en depresión y no quería hablar conmigo por teléfono porque solo lloraba, mi abuela se enfermó mucho más, cosas que yo me callaba pero que me dolían profundamente. Toda mi familia estaba pendiente de mi hermana y su hija, como es normal, pero yo en ocasiones eché en falta ese cariño familiar, más apoyo, que alguien se preocupara por mi.

P- ¿Crees que fuiste víctima de ese maltrato?

R- Pues claro, desde el momento en que me enteré. Siempre intenté ayudarla pero no se dejaba. Y aunque era a ella que pegaba o insultaba, tanto a mi como a mi familia también nos amenazaba. Y desde el momento en el que te posicionas, ya estas entrando en su juego. Al final, de alguna manera nos convertimos en sus enemigos porque nosotros no queremos que esté con esa persona que le hace daño. Es muy frustrante extender la mano a una persona, y que te la pise para coger la mano de su maltratador. Aún así, el amor a una hermana es incondicional y volvería a hacerlo.

¿Cómo acabar con la violencia hacia las mujeres?

El maltrato grave de la pareja o expareja solo se ha denunciado en un 14% de los casos, según una encuesta elaborada en las 28 naciones de la UE. Un porcentaje similar de bajísima denuncia, un 13%  a los abusos sexuales infringidos por extraños.

Según Nadine Gasman, representante de ONU Mujeres en Brasil y exresponsable del departamento de Violencia contra las Mujeres en Latinoamérica para la ONU, lo primero, nombrar esa violencia y hacer justicia, algo muy importante: que las mujeres denuncien y que pase algo. Y que cuando la sufran, que se les atienda integralmente: con un sistema de salud y servicios sociales, apoyos económicos y una justicia pronta y eficaz.

Los medios de comunicación también son muy importantes, porque a muchas mujeres les puede salvar la vida. En los casos de feminicidio en Centroamérica, la visibilización ha sido crucial. Pero de todo eso, lo más importante es la prevención, trabajar con los jóvenes para superar los estereotipos de género. Pero simultáneamente hay que luchar contra la violencia que está ocurriendo aquí y ahora.

Por otro lado, según Diana Deligiorgis, especialista en gestión del conocimiento para poner fin a la violencia contra la mujer de ONU Mujeres; necesitamos promover la igualdad entre niños y niñas, hombres y mujeres, y necesitamos transformar corazones y cabezas para asegurar respeto mutuo, relaciones sanas y tolerancia cero para cualquier forma de abuso.

Información obtenida de: http://elpais.com/elpais/2014/12/11/eps/1418314479_013550.html

#PalanteMujer, mensaje de apoyo de la fundación Ana Bella a las mujeres maltratadas

«Sé que es difícil… que nada más pensar en denunciarle te entra miedo, pánico…pero ya es hora de que seas feliz…y tranquila, no es tu culpa. La culpa solo es del que alza la voz o levanta su mano para intimidarte…»

La fundación Ana Bella está formada por mujeres que han sufrido violencia de género y ayudan a que otras mujeres en la misma situación puedan salir del maltrato y emprender una nueva vida digna y feliz.

http://www.fundacionanabella.org/